Esta semana pasada tenía un par de planes interesantes, pero ninguno ha salido adelante. Para compensar en parte mi frustación -sólo en parte-, ayer por la mañana decididí salir a caminar un poco por el Parque Nacional de Aigüestortes. La idea era hacer una ruta de raquetas de nieve que había encontrado en wikiloc, pero... como ahora mismo está todo fatal de nieve, preferí dejar las raquetas en el maletero a sacarlas a pasear, y reconvertir la ruta en una caminata.
La ruta en cuestión, sencilla de seguir, parte de la Farga, el acceso oeste del Parque Nacional, desde la carretera L-500 que lleva a Caldes de Boí. Desde allí se asciende por el camino de los enamorados hasta la Palanca de la Molina, para luego continuar hasta el lago de Llebreta y la cascada del Sant Esperit.
Finalmente, y mientras los ocupantes de los taxis 4x4 que van pasando te miran como si estuvieras loco por subir andando, se alcanza el Planell d'Aigüestortes en unas dos horas.
Un ratito de descanso, unas barritas... y para abajo. Tanto de subida como de bajada, podemos escoger entre la pista de hormigón o el sendero, que cambia en alguna ocasión de orilla y que tiene alguna variante, como la ruta de la llúdriga. Eso sí, hay que tener en cuenta que el sendero, hoy día, tiene muchas placas de hielo que garantizan algún que otro resbalón.
La ruta en cuestión, sencilla de seguir, parte de la Farga, el acceso oeste del Parque Nacional, desde la carretera L-500 que lleva a Caldes de Boí. Desde allí se asciende por el camino de los enamorados hasta la Palanca de la Molina, para luego continuar hasta el lago de Llebreta y la cascada del Sant Esperit.
Finalmente, y mientras los ocupantes de los taxis 4x4 que van pasando te miran como si estuvieras loco por subir andando, se alcanza el Planell d'Aigüestortes en unas dos horas.
Un ratito de descanso, unas barritas... y para abajo. Tanto de subida como de bajada, podemos escoger entre la pista de hormigón o el sendero, que cambia en alguna ocasión de orilla y que tiene alguna variante, como la ruta de la llúdriga. Eso sí, hay que tener en cuenta que el sendero, hoy día, tiene muchas placas de hielo que garantizan algún que otro resbalón.
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